Hollywood pasa por un momento crítico que podría suponer a la industria la pérdida de miles de millones de euros. ¿El motivo? La huelga de guionistas convocada el 1 de mayo y que ya está provocando las primeras repercusiones. Por ejemplo, no habrá late nights hasta que la situación se aclare: ni Jimmy Fallon, ni Jimmy Kimmel, ni Stephen Colbert, ni Seth Meyers ni The Daily Show.
Todos estos programas han sido cancelados en apoyo al sindicato de guionistas de Estados Unidos (WGA), y no serán los únicos. Es algo que afectará de seguro a series y películas, y aunque al tratarse de producciones que no son diarias no veremos su repercusión hasta dentro de un tiempo, es algo que sufrirán plataformas como Netflix o Disney Plus.
De hecho, la última huelga de guionistas de estas dimensiones comenzó en noviembre de 2007, duró cuatro meses e hizo perder a la economía de California la friolera de 2.000 millones de dólares. Teniendo en cuenta que ahora se produce aún más que antes, una huelga de estas dimensiones podría tener repercusiones catastróficas para la industria.
En 2017, otra huelga estuvo a punto de llevarse a cabo. Los miembros del sindicato la votaron por inmensa mayoría, y estuvo a punto de hacer mucho daño al sector. Sin embargo, un acuerdo del sindicato con la Alliance of Motion Picture and Television Producers, la asociación de productores que organizan estos acuerdos, evitó que la cosa fuera a más.
Los motivos tras la huelga de guionistas
Pero ¿cuáles son las razones por las cuales se está llevando a cabo esta huelga de guionistas en Hollywood? Los motivos son muchos y variados, pero en general se trata de un problema que tiene que ver con el gran avance que ha hecho la industria en los últimos años.
El último convenio con el que contaban los guionistas, expirado el 1 de mayo —por ello se ha comenzado en ese momento la huelga— no contemplaba muchas de las realidades que hoy día viven los guionistas. Y es por ello que los escritores de las historias buscan que se les reconozca más su trabajo.
El primer punto por el que están luchando es por los salarios. El presupuesto de las series de televisión de Estados Unidos ha aumentado un 50% en los últimos diez años, pero el salario promedio de los guionistas ha descendido un 4%. Esto deja a la profesión como la peor pagada de la industria en el momento, a pesar de ser sobre la que se basa todo.
Después está el tema de las jornadas laborales. Al necesitar producir más para ganar lo mismo, los guionistas deben trabajar más horas y en más producciones distintas, de forma que no les queda otra que exigir jornadas laborales más cortas y por un mejor precio.
Pero la principal queja del sector está en las compensaciones que reciben según el éxito de las películas o series en las que trabajan. Y aquí el problema está en las plataformas de streaming. Cuando un programa, película o serie se emite en abierto, el guionista sabe al momento las compensaciones que va a recibir en cuanto a los derechos de autor, teniendo en cuenta las cifras de audiencia y los espectadores.
Sin embargo, Netflix, Amazon Prime Video, Disney Plus o HBO Max siguen manteniendo el secretismo en cuanto a sus datos, en una estrategia de mercado que solo los ayuda a ellos. Esta opacidad provoca que los guionistas nunca sepan los beneficios que les pertocarían, y de este modo pueden ahorrárselo.
Por otra parte, algunas plataformas han llegado incluso a eliminar del catálogo algunas de sus series originales para ahorrarse estas retribuciones. De este modo, los guionistas se sienten indefensos y creen que la situación irá a peor en el futuro.
El gran engaño de la era del streaming: ¿hay más guionistas?
Otra causa que señalan desde el sindicato es la falsa percepción que se tiene sobre la situación. Sí, cada vez se producen más series televisivas, lo cual es una gran ventaja para la industria audiovisual, ya que desde los actores hasta el equipo técnico tienen más trabajo. Pero ¿esto es así para los guionistas?
En realidad, no. A pesar de que hay más series, cada vez tienen menos capítulos y temporadas —pensad que venimos de series de más de veinte episodios a las nuevas que tienen unos diez como máximo—. Además, el público quiere cada vez más series de autor o miniseries, de forma que los guionistas que trabajan en ellas son muchos menos en comparación.
La WGA cree que este momento es “trascendental” y que debe llegarse a un acuerdo cuanto antes para que los guionistas puedan seguir viviendo dignamente en la industria del cine y la televisión. Las consecuencias pueden ser desastrosas, como apuntábamos. En la huelga de 2007, series como Perdidos (Lost) o The Office tuvieron que recortar capítulos de sus temporadas, y en esta ocasión parece que todo repercutirá en retrasos y cancelaciones. Como si Netflix necesitara más excusas para cancelar sus series.
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